Pocas veces se puede decir que un ‘revival’ sea tan exitoso como su montaje original, pero en el caso de Cats: ‘The Jellicle Ball’ se trata de una reformulación que supera -con creces- el concepto de adaptación e infunde una nueva vida a este legendario espectáculo.
Decir que Cats ha tenido mala suerte en la escena sería desafiar la ira de los dioses teatrales, pues el montaje original se mantuvo en cartelera de Broadway durante 18 años y 7,485 representaciones. Sin embargo, todos aquellos de memoria reciente de inmediato se remitirán al fracaso taquillero que tuvo su versión cinematográfica.
Pero, ¿de qué se trata Cats: ‘The Jellicle Ball’? La mejor noticia para muchos es que nadie va disfrazado de gato, los actores interpretan su personaje y solo recurren a un pequeño detalle que hace referencia al felino: un abrigo de piel, un leotardo aderezado con retazos leather e incluso el simbólico gorro rosa tejido que tiene orejas puntiagudas conocido como pussyhat. Este moderno montaje deja atrás los estrafalarios vestuarios y excesivos maquillajes, al igual que los movimientos felinos de los actores y simplemente libera la personalidad de cada uno de los intérpretes.
Además, ya no hay un mundo jélico ni un edén jelical; al contrario, al fusionarse con el ambiente de la escena del ballroom, el universo de Cats adquiere un carácter de contracultura estadounidense donde prevalecen los protagonistas afroamericanos y latinos. Cats ya no es un desfile de gatos, es ahora una competencia donde prevalece el vogue y los abanicos propios de un certamen LGBTQ+. Los gatos ahora compiten en una pasarela por trofeos y, desde luego, fieles a la tradición de la cultura ballroom, también por premios (que en la vida real eran en efectivo).
Cats: ‘The Jellicle Ball’ es auténticamente diverso, anti hetero-normado y de género fluido o neutral. Pero no solo se reduce al contexto de la sexualidad o identidad, también hay una propuesta que fusiona el mundo del teatro con el del ballroom: estrellas de Broadway convergen con figuras de este fenómeno del baile underground. Grizabella es intepretado por ‘Tempress’ Chasity Moore una estrella de la escena del ballroom; mientras a que Gatusalem (Old Deuteronomy) le da vida el legendario André De Shields.
De acuerdo con algunos de los actores del montaje, el propio Andrew Lloyd Webber quedó en éxtasis al presenciar el éxito de esta función. Y son muy fuertes los rumores de que llegará a Broadway tras una temporada de localidades agotadas en el Perelman Performing Arts Center, ubicado en el Downtown Manhattan, a un lado del impresionante WTC. La aceptación del autor inglés es por demás significativa, pues Cats: ‘The Jellicle Ball’ incluso contiene modificaciones a los arreglos musicales que incluyen momentos de disco aderezados por la presencia de un DJ.
Pero lo más relevante de Cats: ‘The Jellicle Ball’ es su constante presencia hispana que permite tener diálogos en español e incluso un par de canciones son interpretadas de manera bilingüe: Emma Sofía y Xavier Reyes se encargan de dar vida a Mirringo el gato del tren exprés y a Bombonachona (Skimbleshanks y Jennyanydots) y se lucen al interpretar sus canciones en inglés y en español. En entrevista la actriz cubano-nicaragüense, Emma Sofía comentó que fue gracias a su iniciativa e insistencia que la producción se decidió a incluir las canciones en ambos idiomas, a fin de mantenerse fiel a la cultura del ballroom.
Y el momento más espectacular de la propuesta de Cats: ‘The Jellicle Ball’ es que se convida al público a que baile, aplauda, grite y se desentienda de toda imposición teatral para que su experiencia se liberadora y alegre. Es por ello que la buena vibra embarga el escenario y muchos de los presentes terminan en lágrimas al haber participado en un evento que no solo les dio felicidad sino que dejó su espíritu en libertad.
Deje lo que esté haciendo y corra al teatro PAC a presencia un fenómeno teatral que pocas veces llega a la escena neoyorquina en una producción con tantos recursos.