Recién ha caído el telón de la función final de esta temporada para El fantasma de la ópera en Madrid y los aplausos aún resuenan en el Teatro Albéniz; sin embargo, sus protagonistas ya han alistado sus maletas para iniciar la gira que los llevará a otras plazas del país.
La nueva versión del musical más exitoso de Andrew Lloyd Webber ha derivado en un espectáculo diferente al montaje original que se presenta en Londres. Se puede decir que este nuevo Fantasma es más apto para los tiempos actuales que han dejado atrás la fastuosidad y opulencia de los musicales de finales del siglo XX, aquella que se desplegaba en las puestas originales de Los miserables, Miss Saigon o Sunset Boulevard. Se trata de una propuesta más compacta que se decanta por una economía escenográfica, para la que también se han reformulado vestuario, elenco, coreografía e iluminación. Y, desde luego, el propio Lloyd Webber se replanteó la partitura original para condensarla y lograr que corriera en menos tiempo.
Hay quienes consideran que el replanteamiento de Lloyd Webber de su clásico obedece más a una medida monetaria que a una motivación artística. Es decir, para evitar seguir repartiendo las regalías entre los creadores del montaje original, Sir Andrew concibió un nuevo espectáculo con ventajosos contratos para continuar con el Fantasma, pero ya teniendo el control financiero total del show. Una particularidad de esta reformulación es que inició en Italia (país donde nunca se había presentado) pero sus funciones se daban en inglés.
En esta primera producción del Fantasma, sus protagonistas fueron: Ramin Karimloo (Fantasma), Amelia Milo (Christine), Bradley Jaden (Raoul). Y entre los créditos técnicos estuvieron Ferderico Bellone (director y diseñador de escenografía), Gillian Bruce (coreografía), Valerio Tiberi (iluminación), Roc Mate (diseño de sonido), Giovanni Maria Lori (supervisor musical) y Julio Award condujo a orquesta. De acuerdo con el portal Italiano del Fantasma: “Esta nueva versión respeta plenamente la tradición aportando dinamismo y al mismo tiempo efectos especiales con un gusto moderno, incluyendo una lámpara de araña que, cuando se enciende, se balancea sobre el público con el fantasma encima”.
Para su producción española parte del equipo creativo italiano se mantuvo y desde luego, el elenco se nutrió con nombres reconocidos como Gerónimo Rauch y Manu Pilas, alternando al Fantasma; Talía del Val y Judith Tobella, interpretando a Christine; al tiempo que Guido Balzaretti e Íñigo Etayo fueron Raoul. De igual modo, España reproduce el montaje italiano que, seguramente, será el espectáculo que recorra en resto del mundo para lo subsecuente; así que la audiencia global deberá despedirse de la grandilocuente producción de los años ochenta, pues todo indica que solo se mantendrá en Londres. La estrategia financiera resulta muy eficaz, pues un montaje menos ostentoso es más fácil (y económico) de montar en otros países y el Fantasma londinense se convierte en una reliquia teatral.
Muchos son los cambios en este nuevo Fantasma, por lo que la audiencia debe hacerse a la idea de que los vestuarios son más sencillos, lo que se evidencia -por ejemplo- en el traje de don Juan Triunfante, que ahora ha quedado reducido a una capa roja con capucha; y para quienes recuerden la suntuosidad del número musical de la mascarada, verán con desencanto que ahora el reducido elenco se ve en la necesidad de manipular a un maniquí como pareja de baile. Sin embargo, en la escena del cementerio, el Fantasma ahora tiene un par de alas negras que le permite elevarse por el escenario y enfrentarse a un desafiante Raoul.
La escenografía es otro de los aspectos donde más notoria es la diferencia, una gran caja rectangular y giratoria se convierte en la pieza fundamental donde suceden todos los ambientes físicos: puede ser el camerino de Christine, la oficina de Andrè y Fermin, el frente y detrás del teatro, etc. También se ha eliminado aquel efecto especial donde el candelabro se precipitaba sobre la audiencia, ahora el Fanstama se balancea sobre éste propiciando un movimiento pendular. Finalmente, Sir Lloyd Webber ha prescindido del descenso a las catacumbas de la ópera y lo ha sustituido con unos lindos telones donde se proyectan algunas luces para crear efecto de perspectiva y profundidad.
En favor del nuevo Fantasma se puede decir que la acción evoluciona más rápido tras haber eliminado pequeñas partes que alentaban la acción, como aquella escena de la ópera de Il Muto donde Christine debe aparecer como un personaje mudo. También se aprecian los arreglos de orquesta más vertiginosos y modernos. Y la duración de cada acto es ahora de una hora, lo que agiliza mucho la historia.
Esta nueva propuesta de El fantasma de la ópera es apta para las audiencias más jóvenes, acostumbradas a una entrega más inmediata (como aquellas del TikTok) y todos los nostálgicos que deseen ver la versión clásica, pues siempre tendrán la opción de Londres.