Lo que comenzó como simples firmas en las paredes de Nueva York en los años 70 ha florecido en un movimiento artístico global. El graffiti, impulsado por jóvenes creativos en un contexto de recesión económica, fue en sus inicios considerado vandalismo. Sin embargo, décadas después, es celebrado como una forma de arte contemporáneo que combina rebeldía, identidad y talento.
Artistas icónicos como Banksy, Lady Pink, Futura y Lee Quiñones fueron fundamentales para transformar este arte callejero en una expresión respetada. En la actualidad, sus obras son piezas codiciadas en el mercado del arte. Además, iniciativas como la organización United Graffiti Artists, fundada en 1972 por Hugo Martínez, proporcionaron un espacio legal para que estos creadores mostraran su talento más allá de las calles.
Recientemente, la exposición Above Ground: Art from the Martin Wong Graffiti Collection en el Museo de la Ciudad de Nueva York rinde homenaje a esta evolución artística. Según Sean Corcoran, curador de la muestra, el graffiti surgió como una respuesta creativa a una época de crisis. Su esencia de libertad y experimentación marcó a una generación y continúa inspirando a nuevas olas de artistas urbanos.
Aunque la Autoridad Metropolitana de Transporte de Nueva York inició en los años 80 una campaña para borrar el graffiti de los vagones del metro, los artistas encontraron en los lienzos una nueva plataforma para expandir su visión. Hoy, este movimiento artístico, que cruzó fronteras y llegó a Europa en los años 80, se ha consolidado como un símbolo de la cultura urbana y un pilar del arte contemporáneo.