El verano aún no ha terminado: todavía tienes tiempo de ir al norte del estado, y este fin de semana en particular todo el valle del Hudson está lleno de arte. El evento más importante es la nueva NADA x Foreland de la New Art Dealer Alliance, una especie de feria de arte con exposición colectiva, encabezada por el comisario Jesse Greenberg en un complejo de edificios de la época de la Guerra Civil recientemente rehabilitado -el llamado “Foreland”- en Catskill, Nueva York. Aunque algunos expositores vienen de lugares tan lejanos como Bucarest y Vancouver, la mayoría son del Estado de Nueva York.
Con información de The New York Time
Como puede deducirse del nombre, NADA se centra en las galerías más jóvenes, y la obra que se ve en un evento de NADA puede ser también bastante cruda. Muchas galerías debutan en la feria, como International Waters, un espacio de Bushwick con un año de antigüedad y situado en un antiguo muelle de carga con el suelo inclinado. “Normalmente no me entusiasmaría una feria de arte de nuevo”, dijo el artista Matt Taber, que fundó la galería con su esposa, Trang Tran, y un socio comercial, Mark Brinda. “Pero mucha de la gente con la que hemos estado en contacto, muchos de los artistas con los que estamos hablando… todo el mundo está convergiendo en esta feria”.
Paralelamente a NADA x Foreland, pero hasta el 12 de septiembre, se celebra otra muestra colectiva, en otro de los espacios expositivos de Foreland, montada por las galerías neoyorquinas Mrs. y Rachel Uffner. Sara Maria Salamone, cofundadora de Mrs., creció cerca de Albany, y dijo que tenía sentimientos encontrados respecto a unirse a la migración de la gente del arte de la ciudad al norte del estado. “Pero en última instancia”, añadió, “creo que es maravilloso para la región de la capital que por fin se inyecte esta energía en ella. Realmente no la sentí mientras crecía”.
Ambas exposiciones forman también parte del Upstate Art Weekend, un festival fundado el año pasado por la comisaria Helen Toomer después de mudarse a los Catskills y encontrarse elaborando itinerarios artísticos para los amigos que la visitaban. El Upstate Art Weekend ofrece ahora un hipotético itinerario imposiblemente rico, completado con un puñado de fiestas y actuaciones especiales, que recorre más de 60 museos, galerías, parques de esculturas y otros destinos estéticos a ambos lados del río Hudson, desde Garrison hasta Chatham.
Además de instituciones emblemáticas como Storm King y Dia: Beacon, el festival incluye varios museos universitarios importantes (SUNY New Paltz, Vassar, Bard) y una sólida muestra de cruce con la metrópoli: Hay galerías que, como Toomer, se han trasladado desde la ciudad (Elijah Wheat Showroom) o han sido fundadas por galeristas de la ciudad (Airfield), galerías de la ciudad con sedes en el norte del estado (Geary, Fridman) y un par de galerías del norte del estado que han abierto recientemente, o van a abrir pronto, sucursales en Manhattan (JDJ, Mother).
El paso del tiempo es una forma social en las pinturas de Elias Mung’ora, un artista keniano con el ojo y las emociones sintonizadas con la textura de la vida cotidiana en Nairobi. Cada uno de sus cuadros recientes funciona como una viñeta social: Una costurera en la acera, sin clientes a la vista, tiene una amiga sentada a su lado, haciéndole compañía. Cuatro hombres conversan, sentados en muebles de conveniencia: un caballete de madera, sillas de plástico azul desparejadas. Pequeñas multitudes esperan en fila para algún propósito fuera del marco, o se agrupan para asomarse a una puerta. En el interior, dos hombres sentados en un sofá redondo se acercan, su charla es más convincente que sus tazas de té.
Mung’ora, nacido en 1992, es en gran parte autodidacta, un producto de una escena dinámica en Nairobi que está ganando gradualmente la atención internacional. Su primera exposición individual en Estados Unidos, “Gathering of Small Fires”, se exhibe ahora en la galería africana Montague Contemporary de Chelsea. Creció en una ciudad de provincias y, al trasladarse a Nairobi, estudió primero de inmobiliario. Sus cuadros rebosan de curiosidad por la metrópolis como un organismo grande y cambiante, y por las formas en que la gente corriente sortea sus obstáculos y hace su vida en medio de sus desigualdades.
En ocasiones, Mung’ora ha optado por escenas urbanas maximizadas, caóticas y a veces sombrías. Estas nuevas pinturas, realizadas durante la pandemia, ganan con la adopción de las pausas en la vida de la gran ciudad, y la aparición de sus figuras como estudios de carácter realizados. Trabajando en acrílicos brillantes, con un fino dominio de los colores audaces y contrastados, ahora también incorpora transferencias fotográficas de imágenes de archivo de la historia de Kenia. Los lienzos de Mung’ora, que están muy estratificados y a menudo equilibran con precisión el detalle y el desenfoque tanto de las figuras como de sus entornos, se convierten en destilados de la propia ciudad, tanto como en generosos retratos de sus gentes.
