La exposición Grabados Mexicanos de la Vanguardia en el Museo Metropolitano de Arte explora el papel fundamental que los grabados han tenido en la historia de México desde la llegada de los colonizadores en el siglo XVI. La muestra reúne 130 piezas que abarcan más de tres siglos de historia, incluyendo obras de grandes artistas como José Guadalupe Posada, Diego Rivera y Rufino Tamayo. Con esta iniciativa, el Met rinde homenaje a una tradición gráfica que ha servido tanto para la devoción religiosa como para la protesta social, especialmente durante la Revolución Mexicana.
Jean Charlot, artista francés que residió en México, fue clave en la construcción de esta colección al donar y adquirir obras de destacados artistas mexicanos. El impacto de la muestra se centra en dos periodos históricos clave: el final del siglo XIX, cuando Posada popularizó su icónica figura de calavera, y las primeras décadas del siglo XX, cuando artistas como Rivera plasmaron ideales revolucionarios en grabados. Estas obras, desde carteles hasta periódicos revolucionarios, ofrecieron un mensaje de resistencia y esperanza a las comunidades rurales del país.
La curaduría de Mark McDonald muestra una diversidad de técnicas y estilos que destacan la riqueza del grabado mexicano. Desde los bocetos críticos de El machete hasta las serenas imágenes campesinas de Rivera, cada pieza invita al espectador a explorar no solo la estética del grabado, sino también el contexto social y político de cada época. La periodista Patricia Escárcega, invitada especial para profundizar en la historia, comenta sobre la evolución del grabado en México, y cómo las imágenes de esqueletos se convirtieron en un símbolo cultural que conecta con las tradiciones indígenas y católicas.
La muestra también incluye la obra de Rufino Tamayo, cuya relación con la identidad mexicana es sutil pero profunda, enfocándose más en color y forma que en la política. Tamayo, quien pasó gran parte de su carrera en Nueva York y París, aportó una perspectiva internacional al arte mexicano sin perder su conexión con su herencia zapoteca. Su trabajo y el de otros artistas en esta exhibición refuerzan el impacto que el grabado ha tenido en la expresión cultural de México y en su representación en el extranjero.