Quinoa Fer

La columna que empieza mal

Cuando la opción de salir y disfrutar de la inagotable oferta gastronómica que tiene la ciudad no es una opción, no nos queda sino reinventarnos en casa, incluso si nunca lo hiciste antes. Así que mientras curioseo en la guía que restaurante (¡que no sea pizzería por favor!) puede llegar a estar abierto, te recomiendo tener en cuenta este artículo para no terminar esta etapa de encierro como dignos personajes de una pintura de Botero.
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Empiezo mal, muy mal, lo sé. Pero como le ha pasado a todo el mundo en este último tiempo, las cosas cambian de un momento a otro y el sentido de resiliencia –por cierto, una de las palabras más buscadas en los diccionarios según la Real Academia de las Letras– se hace cada vez más concreto. Me invitaron (cosa que me encantó) a recorrer restaurantes, probar la diversidad de sabores que ofrece la ciudad y escribir una crítica justo en plena pandemia mundial, cuando todo está cerrado.

Así que –como cuando te llegan invitados a cenar de sorpresa– me puse mi delantal para cocinar, abrí mi repostero (donde guardo religiosamente la compra del mes) y pensé: ¿qué les puedo ofrecer a mis lectores mientras ojeo qué restaurantes están abiertos?

La vida en cuarentena nos ha puesto a cocinar a todos, incluso a aquellos que se vanagloriaban con “Yo no sé ni cortar un tomate”. Y, por ende, vemos (en redes sociales y hasta en las góndolas de los supermercados) el consumo de los productos más exitosos y publicitados como las harinas (y con ellas el sinfín de derivados como panes, pizzas, croissants, tortas etc. etc.) hasta las recetas más vanguardistas (por no decir asquerosas) como un arroz con la famosa gaseosa de cola que el otro día alguno se animó a postear. En fin, en ese maremágnum de ideas, recetas improvisadas, seudococineros y errores (muchos errores) veo poco o casi nada de recetas donde prime la sensatez, el equilibrio proteico, y el consumo de frutas, verduras y legumbres. Y hablando de estas últimas, el cuidarnos en la alimentación (para no salir a la calle después de esta cuarentena buscando la primera clase de bodypump que nos ayude a bajar de peso), empieza por elegir con cuidado no solo qué comer, sino qué ingredientes nos pueden ayudar a saciar el hambre y de paso nos aporten mucho más que una porción de arroz condimentado con gaseosa de cola.

Y aquí hace su entrada un ingrediente que recién empieza a hacerse presente en los restaurantes de la gran manzana y es la quinoa. Mucho más que una semilla, este ingrediente –utilizado por los Incas y por los Aztecas hace siglos– es considerado según la FAO un superalimento por su nivel proteico y la NASA lo ha incluido en la dieta de los astronautas. Las combinaciones a la hora de usar este producto son enormes. Desde ensaladas (combinada con beterragas o remolachas es exquisita) pasando por risottos (para evitar el arroz, por ejemplo) como también croquetas, galletas y hasta postres como el flan de quinoa que es realmente sublime. De momento en los restaurantes de la ciudad se la encuentra en platos muy simples (por lo general, con poca imaginación) como ensaladas, y no mucho más…. Y los precios –por ser el ingrediente cool del momento– por las nubes.

Así que te digo a ti, cocinero de cuarentena, que sigues subiendo videos y hablando de lo que has amasado a lo largo del fin de semana, que en tu próxima ida al supermercado hagas un paso por el pasillo de legumbres y pongas en la canasta una bolsita de este ingrediente…. Y que una vez en casa la pongas en remojo durante la noche y la cocines al día siguiente (como toda legumbre es bueno que se hidrate varias horas en agua). Y la empieces a incluir poco a poco en la dieta….

Anímate, prueba mezclándola con verduras, usa condimentos sabrosos como algún curry o un buen aceite de oliva, cocínala en un rico caldo, combínala con pechuga de pollo (si quieres una proteína animal) pero no dejes de pasar la posibilidad de descubrirla. Te sentirás saciado, seguramente con mas energía y le darás una alegría al médico cuando te haga el chequeo anual y vea que los triglicéridos han bajado.

Y hecha esta humilde recomendación, yo vuelvo a lo mío, ¡a seguir chequeando mi lista de restaurantes que han empezado a abrir en la ciudad para ver a cuál me ayuda a resolver la cena de hoy y, de paso, mi próxima columna!

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