La industria de la moda constituye una parte esencial del pasado de la Gran Manzana. Históricamente, la producción de prendas de vestir y de todas aquellas tendencias para cada temporada han colocado a Nueva York como la capital más importante de la moda en América, capaz de competir con aquellas ciudades del Viejo Continente. Y el musical I Can Get It for You Wholesale brinda a su audiencia una visión de lo que fue esa industria durante la primera mitad del siglo XX.
Ambientada en los años posteriores a la Gran Depresión, la producción del Classic Stage Company del musical I Can Get It for You Wholesale recrea la competitividad propia de una industria que empezaba a despuntar tras los traspiés económicos de los años de la década de los treinta. Un momento de oportunidad donde solo los más aptos sobrevieron en un mercado donde imperaba la ley del más fuerte.
A los asistentes al teatro se les advierte que la historia corresponde a un contexto histórico específico y que cualquier juicio sobre la obra debiera de considerar que los valores de ese entonces no empatan con los de la actualidad. Quizá habrá quien considere que este anuncio está de más; sin embargo, es entendible que le realice ante una sociedad hiper-sensible ante tantos tópicos sociales.
Bajo la mano de un director tan experimentado y creativo como Trip Cullman, I Can Get It for You Wholesale alcanza una equilibrada dimensión teatral en diferentes planos: sus personajes poseen valores anticuados pero se les inyecta de un ímpetu contemporáneo; las canciones son clásicas pero sus nuevos arreglos musicales les infunden más fuerza; y, finalmente, una aparente limitante especial es resuelta de manera dinámica y vertiginosa con coordinados movimientos del atrezo.
A los anteriores aciertos se debe añadir la labor del cuadro de actores que, en I Can Get It for You Wholesale, dotan de tal vitalidad a sus personajes que los hacen parecer como si fueran cualquier vecina o compañero con quien se interactúa cotidianamente. Desde luego, el hilo conductor es el personaje de Harry Bogen, el ambicioso joven capaz de todo (literalmente) con tal de alcanzar la cima, y en esta producción es interpretado por un magistral Santino Fontana. Le acompañan Judy Kuhn como su madre, la Sra. Bogen; la graciosísima Julia Lester, quien hace a la señorita Marmelstein, una eficiente secretaria y la devota pretendiente, Ruthie Rivkin, retratada por Rebecca Naomi Jones.
Y una vez mencionada la coreografía, Ellenore Scott, efectúa un prodigioso despliegue de precisión y dinamismo al proponer la creación de los ambientes con tan solo el reacomodo de mesas y sillas. Un reto del que sale bien librada porque toda construcción piramidal (de sillas y mesas) termina sirviendo para elevar la acción a distintos niveles del suelo.
La ventaja de una obra tan clásica como I Can Get It for You Wholesale es que permite revivir esa manera tan diferente de plantear los musicales en el pasado. Con distintos valores y discursos que si bien parecieran distantes ahora, poseen su propio encanto y sirvieron de cimientos para las nuevas vertientes de este género. En este caso, el musical se estrenó en 1962 y hacía referencia a lo acontecido en 1937, a un cuarto de siglo de distancia. Para hoy día, han transcurrido más de 60 años desde el estreno de la obra y este hecho se evidencia en su mensaje.
I Can Get It for You Wholesale estará en cartelera hasta el 17 de diciembre. Para horarios y boletos consulte la página: classicstage.org