Las empanadas son de sobra reconocidas en cualquier rincón del continente americano. Y no solo por lo populares que puedan ser, sino también porque cada país considera que sus empanadas son las mejores. Pero lo más destacado es que su inmensa variedad que satisface a todos los paladares.
Es notorio que en el norte de Sudamérica, como Colombia o Venezuela, así como en gran parte de Centroamérica, las empanadas son fritas. Hechas con masa de maíz, papa o trigo y, dependiendo de su preparación, van rellenas con queso, verduras o carne; son cocidas en una fritura de aceite lo que las hace crujientes y jugosas… Y, desafortunadamente, en muchos casos (no todos) son una bomba de colesterol.
Ya más hacia el sur del continente las encontramos en versiones de horno o incluso a la parrilla, lo que claramente cambia el sabor y el resultado final.
Pero no se habrá de juzgar las decenas de variedades de empanadas latinoamericanas, sino unas muy especiales que se encuentran en el ya legendario paseo subterráneo de comidas en Columbus Circle, en la mismísima calle 59 del Midtown en Manhattan.

Hablo de Criollas Baked Empanadas, las empanadas más sabrosas de la ciudad… Y asumo, personalmente, toda responsabilidad por esta evaluación.
Criollas nació de la mano de un odontólogo que se cansó de lo tradicional, pateó el tablero, cambió de rumbo y, en plena pandemia, apostó por el riesgo. Este tipo de decisiones no siempre salen bien, desde luego; pero hoy, no para de vender un producto que tiene la mejor calidad y que contó con la acogida oficial de las máximas autoridades del gobierno estatal.
Las empanadas de Criollas son hechas al horno, lo cual hace que la masa quede más seca y crocante y, por ende, son mucho más sanas. La base de esta receta es hojaldre ciento por ciento -hecho en Miami y traído a la ciudad de manera semanal-, lo que procura un producto que generará una explosión de sabor en la boca, dependiendo del relleno.
Su menú ha comenzado con siete sabores, pero se tiene la idea de extenderlo más adelante. Para los carnívoros hay dos opciones fantásticas y para quienes prefieran una alternativa, hay combinaciones de verduras que es imposible no probar. Para los amantes de la carne, las de ‘bife argentino al Malbec’ son sencillamente exquisitas: jugosas por dentro, crujientes por fuera y el equilibrio justo entre dos ingredientes fundamentales en esta preparación, carne y cebolla. Las de pollo ahumado (cebollas, pechuga de pollo y un sutil toque ahumado) no tienen pierde. Y valga la pena esta reiteración: el sabor que les da el horneado les genera una textura que las hace inigualables.

También para los vegetarianos, y haciendo un guiño a la argentina, las de fugazzetta (tradicional cobertura de, posiblemente, la pizza más porteña del mundo) llevada a su versión empanadas son otras que no dejar de probarse. Rellenas en su totalidad con mucho queso mozzarella y cebollas caramelizadas son una maravillosa opción.
Y si la idea es explorar aún más sabores, la empanada caprese (tomates secos, mozzarella y albahaca) se deberían incluir en todo pedido realizado.
Se podría seguir con las de humita, que son tradicionales del norte argentino y van rellenas de maíz con salsa bechamel; o las de espinaca y rico que logran que toda boca se haga agua.
Inspirado en las recetas de su abuela, su creador decidió no perder el toque de ‘casero’ en la preparación. Por esta razón, aunque las ofertas de expandir su negocio le llegan todo el tiempo; momentáneamente seguirá apostando a una elaboración menos industrial, más artesanal, más sabrosa y, por ende, ¡más saludable!

Su venta es unitaria o por grandes cantidades (también atienden banquetes) y están organizadas en preciosas cajas y bolsas lo que consigue un producto final mucho más refinado.
Abierto todos los días, es la parada ideal de camino al trabajo o de regreso a casa, para disfrutar de un momento de absoluto placer. Y para quienes prefieran un toque azucarado, hay tradicionales alfajores de dulce de leche que han agregado al menú.
Criollas Baked Empanadas es innovación, sabor, estilo y mucho más, a través de una receta tradicional que homenajea a las abuelas. Y para fortuna de los neoyorquinos, han llegado a la Gran manzana para quedarse.